Leer nos enseña a hablar y a pensar bien.
Cuando enseñamos a un niño a leer le estamos proporcionando el instrumento de
aprendizaje más potente que ha creado la humanidad a lo largo de toda su
historia. Leyendo aumentamos nuestra competencia lingüística, que a su vez va a
mejorar el pensamiento, la convivencia, los proyectos, la eficacia académica o
laboral.
Durante
la infancia, el vínculo entre los niños y la lectura goza de una excelente
salud. Sin embargo, al llegar a la adolescencia la relación pasa por una fuerte
crisis. El libro ha sido, es y será el transmisor cultural por excelencia,
aunque muchos pensadores le hayan vaticinado una rápida desaparición a partir
de la llegada de Internet. Basta recordar que en la década de los años 50 se
auguró que la televisión destronaría a la radio y hoy asistimos a una
equilibrada convivencia de ambos medios.
En la
actualidad, es frecuente que padres y maestros se quejen de que los
adolescentes no leen o, mejor dicho, que se limitan a tomar contacto visual con
el libro sólo por obligación; leen nada más que las páginas indicadas por el
profesor para un examen.
El
Centro de Investigación Sociológica (CIS) ha
hecho público un barómetro en el que se detiene a analizar los hábitos de lectura de
los españoles. Las preguntas, realizadas en diciembre de 2014, invitan más a
la prudencia que a cualquier otra sensación extrema: el 35% de los
encuestados no lee nunca o casi nunca, pero
un 29,3 lee todos o casi todos los días, y un 65% dedica alguna
vez al trimestre un rato a la lectura.
El
informe del CIS sobre
nuestras costumbres lectoras concuerda con un informe difundido por la Federación de Gremios de Editores
hace casi dos años, Hábitos de lectura y compra de libros, que
establecía en el 63% el índice de lectura —siete
puntos por debajo de la media europea— y subrayaba que las mujeres leen más que
los hombres. Las preguntas se han realizado a ciudadanos españoles, tanto
hombres como mujeres, de dieciocho años o más. Es interesante una de las
preguntas, relativa a los hábitos lectores en la infancia o
adolescencia. El 37,5% de los encuestados confiesan que sus padres nunca les
leían cuentos o libros, aunque en el colegio o en el instituto sus profesores
les obligaban a leer (48,5%), y no solo eso: ¡les animaban a leer (42,1%)! Pese
a esto, los lectores —o no— españoles nunca hablaban de libros con sus
amigos (32,9%).
Los primeros
hábitos de aprendizaje se siembran en el hogar y, si
los niños y jóvenes no ven leer a sus padres, no pueden imitar este ejemplo.
También, es necesario poner límites a la cantidad de horas de televisión,
chat o navegación por la red que consume el adolescente. ¿De qué manera se
puede estimular a los
adolescentes a encontrar placer en la lectura?
Teniendo en cuenta los gustos y las opiniones de los
adolescentes. Nos puede parecer que el que no lean “La Regenta” es una laguna
inaceptable en su formación, pero no estamos hablando sobre sus estudios, sino
sobre los enormes beneficios que tiene que los adolescentes tengan como hábito
la lectura en su tiempo libre. Muchos padres intentan imponer el hábito de la
lectura a sus hijos a la fuerza. Es sabido que basta con imponerle algo a un
adolescente para que realice exactamente lo contrario.
“La
lectura de los clásicos son difíciles, y esos jóvenes carecen de una
familiaridad con la lectura como para que puedan valorarlas. La formación de
nuestra personalidad necesita de la lectura, por lo que no es un capricho” (José
Antonio Marina)
Leer es un entrenamiento intelectual muy útil para desarrollar
otras competencias: leyendo nos comprendemos mejor a nosotros y a los demás
(competencia social y ciudadana), mejoramos nuestra creatividad (competencia de
aprender a aprender) y se nos ocurren nuevas ideas (competencia de autonomía e
iniciativa personal).
Por
ello, debemos fomentar en ellos tres creencias básicas
- La lectura de ciertos libros te ayudará a comprenderte y a
tomar decisiones importantes
- La lectura te ayudará a desarrollar una personalidad inteligente
y brillante
- La lectura te dará criterios para
liberarte del borreguismo cultural y político
El
proyecto ADORE (Teaching Struggling Adolescent Readers), que se desarrolló
durante dos años, desde noviembre del año 2006 hasta noviembre de 2008, es uno
de los trabajos más esclarecedores. El proyecto pretendía determinar si
existían argumentos en algunos países europeos que pudieran explicar las
dificultades que los adolescentes encuentran a la hora no tanto de aprender a
leer como de desarrollar una competencia lectora de un nivel superior
y mantenerla y aplicarla.
Según
este estudio, existen ocho grandes problemas
comunes antes los que se enfrentan los adolescentes con problemas de lectura:
Competencia lectora:
excepto en los países nórdicos, la competencia lectora sigue entendiéndose como
una habilidad que se adquiere de una vez para siempre en la educación primaria
y que, luego, no sufre cambio o mejora alguno.
Los adolescentes con
dificultades lectoras: en la mayoría de los países
suele contemplarse a estos adolescentes, simplemente, como no lectores que no
han llegado a adquirir las competencias suficientes.
El conocimiento de
los profesores sobre la enseñanza de la lectura: los
resultados de la investigación demuestran que muy pocos profesores tienen
instrumentos para analizar los problemas de lectura y para emprender una
mejora.
Ideas tras la
instrucción: en muchos países la enseñanza todavía
está asentada en el “saber sobre algo o de algo” en lugar del “saber para” y el
“saber cómo”, facilitando de esta manera el camino de las dificultades
lectoras.
Materiales de lectura
y currículo: los materiales que los profesores suelen
utilizar para la promoción de la lectura suelen ser arcaicos y apartados del
interés de los adolescentes.
Transferencia de los
resultados de las investigaciones: en
muy pocos países existe una clara conexión y una transferencia sistemática
entre el conocimiento científico y la práctica educativa.
Recursos financieros
y legales: la conexión entre las disponibilidades
financieras de las escuelas y la calidad de la enseñanza, si bien no es
automática, si es sustancial; más aún, como sucede en los países nórdicos, el
derecho jurídicamente exigible de apoyo individual y mejora continua a los
estudiantes.
Valores y sistemas
educativos: existen diferencias muy notables entre
los sistemas educativos europeos. Pueden dividirse en dos: los que están
orientados al apoyo y los que están orientados hacia la consecución. En los
primeros, los alumnos con problemas lectores encuentran la posibilidad de
mejorar y, en general, los niveles de lectura alcanzados por todos los alumnos
son mejores. Es el caso, por ejemplo, del caso Finlandés.
Es importante mantener a los chicos leyendo durante toda su adolescencia en
casa y en la escuela. Algunas sugerencias útiles:
Asegúrese que en casa haya bastantes materiales adecuados para
que su hijo lea. Reserve el tiempo necesario para leer en familia.
Algunas familias disfrutan de la lectura en voz alta, turnándose para escoger
libros, poesías o artículos favoritos que quieran compartir.
Aliente a su hijo para que use la biblioteca. Lleve
a su hijo a la biblioteca local y ayúdele a obtener su propia credencial de
lector.
Dé un buen ejemplo con la lectura. Que su hijo le vea
leyendo por placer. Cuando su hijo ve que la lectura es importante para
usted, puede ser que vea que la lectura es importante para él también.
Investigue con los maestros cómo
alientan o enseñan la lectura en clase. Dígales que usted valora la lectura y
que apoya las tareas que piden que su hijo lea en casa. Pida listas de libros
que su hijo pueda leer independientemente.
Busque ayuda si su hijo tiene
problemas de lectura. Cuando un jovencito tiene problemas con la lectura, es
probable que la razón sea sencilla de identificar y la intervención sea fácil.
Por ejemplo, es probable que el alumno tenga problemas de visión y necesite
gafas o es probable que sólo necesite un poco más de apoyo con sus destrezas de
lectura. Algunas de las causas de los problemas de lectura indican problemas
mayores como los problemas de aprendizaje. Si usted sospecha que
su hijo tiene algún problema físico o de aprendizaje, es importante que busque
la ayuda de los expertos.