Lejos de las batallas de deberes y dejando los contenidos académicos a un
lado hay aprendizajes de nuestros hijos que son esenciales y que suelen
quedarse desplazados por no ser urgentes. El verano nos brinda una oportunidad
única para valorarlos y ponernos manos a la obra con ellos.
La etapa de los hijos
comprendida entre los 8 y los 10 años suele ser una época dulce para los padres
que ven cómo muchos de los hábitos y aprendizajes básicos van dando sus frutos
sin todavía verse inmersos de lleno en la preadolescencia. Es una época en la
que los niños empiezan a ir solos. Sin embargo, es una etapa muy importante a
otros niveles a los que no solemos dar tanta importancia como la autonomía, la
toma de decisiones, la resolución eficaz de problemas…Cuando estas áreas se
trabajan antes de llegar a la adolescencia, permite a los chicos enfrentarse a
ella de otra manera: sintiéndose más capaces, siendo capaces de enfrentarse a
diferentes problemas y con unas capacidades asertivas que les permitirán
desarrollar su personalidad de forma más independiente.
Por eso si tu hijo tiene entre 8 y 10
años, ahora es el momento de:
Empezar a dejarles que hagan pequeños desplazamientos solos: Ir a por el pan, caminar
hasta casa de un amigo o coger el autobús para ir a casa de la abuela. Son
pequeños pasos que permiten al niño experimentar de forma progresiva con su
autonomía y también resolver pequeños problemas que les vayan surgiendo.
Plantearle diferentes sucesos conflictivos en los que pueda verse y cómo
solucionarlos: ¿Crees que tu hijo sabría qué hacer si un día no apareces a
recogerle en el colegio? ¿A quién pediría ayuda? ¿y si te desmayaras estando a
solas con él? ¿Sabría cómo actuar? Saber que cuentan con herramientas para enfrentarse a diferentes
situaciones les hace sentirse más seguros y responsables.
Usar herramientas para hacer sus propios proyectos. El trabajo manual
supone un gran placer para el ser humano y le otorga un orgullo y sensación de
competencia difícil de igual en otras áreas. Cuando les dejamos usar
herramientas (previa enseñanza y bajo nuestra supervisión) los niños se sienten
mayores y también aumenta la sensación de confianza en ellos. ¿Imaginas su cara
después de hacer un pequeño armario para sus muñecas o un teatro para sus
títeres?
Dormir en el exterior: ya sea en acampada al raso o dentro de una tienda de campaña dormir en el
exterior es una experiencia única para los niños. Les permite reencontrarse con
la naturaleza, enfrentarse a sus propios miedos y disfrutar de la noche de otra
manera. No hay mejor forma se ser consciente de lo pequeños que somos que bajo
la inmensidad de un cielo estrellado.
Cocinar una comida completa para los otros: Cocinar es una actividad increíble
para los niños. Necesitan planificar, organizarse, preparar la comida, recoger,
solucionar los pequeños problemas que vayan apareciendo…Además cuando se
prepara una comida para los otros estamos centrándonos por un lado en la propia
actividad de cocinar y al mismo tiempo en lograr algo que satisfaga a los
otros. Cuando se cocina para otros lo importante no es tu gusto sino el
proporcionar ese gusto a los demás. Es el trabajo centrado en el otro en vez de
en uno mismo.
Leer un libro en común y debatirlo: hay muchos libros que pueden leer a
partir de los 8 años y que pueden compartir con nosotros. La lectura en
paralelo y un debate posterior sobre el libro le da una nueva dimensión a la
lectura que sin duda será un aliciente para ellos. El ver que pueden leer y
disfrutar libros que también leen y disfrutan sus padres da sentido al esfuerzo
que muchas veces supone para ellos la lectura.
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