Después de tantos años viviendo en sociedad, he llegado a la conclusión que de las cosas más importantes y básicas en esta vida… y en todas las que ustedes quieran vivir… dependen únicamente de la educación (¡Oh, gracias bendita Calíope por tu inspiración). Por ello, he creado este blog.

Pero si de aportar soluciones se trata, no esperen milagros, que todo en esta vida requiere esfuerzo. Este blog me servirá de agenda, recordatorio y reflejo de lo que puede valer la pena trasmitir y comunicar. También, no nos engañemos, poder desparramar a mi aire, que para eso soy el autor.

Quizá se hayan fijado en el título: Piratas y corsarios en la educación. Si les gusta un poquito la historia o son un mínimo de curiosos, ya sabrán la diferencia entre unos y otros. ¿Quiénes son aquellos que, a costa de la educación, se lucran y roban pensando en sus intereses? ¿Quiénes son aquellos que lo hacen incluso dentro del mismo sistema educativo? ¿Quiénes son aquellos que manipulan el sistema en contra de todo sentido común? Algunos se hacen llamar profesores, otros directores, otros políticos y los peores, la misma sociedad (nosotros)... por permitirles todo esto.






lunes, 16 de octubre de 2017

Principales trastornos de sueño en los niños y cómo tratarlos

Los trastornos del sueño se caracterizan por provocar problemas en relación al hecho de dormir e incluyen la dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido, quedarse dormido en momentos inapropiados, tener demasiado sueño o conductas anormales durante el sueño.
 
En este artículo explicaremos cuáles son los principales trastornos del sueño en la infancia y cuáles son las principales recomendaciones clasificadas por edad para poder encontrar solución. De todos modos hay que recordar que este artículo no pretende sustituir la visita a vuestro pediatra.
 
Cuando hablamos de trastornos del sueño es porque:
  • Los problemas de sueño de tu hijo (alteraciones del humor, dificultad para concentrarse, somnolencia durante el día, cansancio físico y mental, estado general de tensión y ansiedad) afectan de manera significativa su vida diaria.
  • El problema de sueño está afectando la relación de padres e hijos; la relación de toda la familia o sus relaciones sociales y escolares.
Lo más importante es conseguir reconocer que existe un trastorno de sueño que está afectando a su hijo para poder empezar a resolverlo lo antes posible. Por este motivo, en caso de duda hay que notificarlo al pediatra.
 
Hay muchos tipos de trastornos de sueño que pueden afectar a la infancia y la adolescencia, para facilitar toda la información que hay al alcance los hemos dividido en tres categorías:
  1. El niño que le cuesta dormirse
  2. El niño que hace cosas raras por la noche 
  3. El niño que se duerme durante el día 

1. El niño que le cuesta dormirse

Insomnio

El insomnio se caracteriza por la dificultad para iniciar y mantener el sueño, o bien la sensación de no haber dormido bien y que esto se alargue, al menos, durante un mes seguido. El trastorno del insomnio es uno de los problemas más frecuentes en los niños y normalmente, con la ayuda de los profesionales sanitarios y de su apoyo se puede tratar y resolver.
  • Insomnio conductual: es la incapacidad del niño para conciliar el sueño si está solo, presentando resistencia y ansiedad a la hora de ir a la cama. Se despierta muy a menudo.
  • Insomnio por higiene del sueño inadecuado: está asociado a actividades que se realizan durante el día que son las que impiden una adecuada calidad del sueño durante la noche (consumo de chocolate o cafeína; intensa actividad física o uso de ordenadores, consolas o teléfonos móviles ).

Síndrome de las piernas inquietas

Este síndrome se caracteriza por la necesidad urgente de mover las piernas en situaciones de reposo, hecho que aparece en muchos casos asociado a una sensación desagradable.
 
Es un trastorno que tiene un gran impacto en la calidad de vida del niño y puede provocarle insomnio y cansancio durante el día. Es un trastorno del que se desconocen las causas aunque parece que hay predisposición familiar.
 
Es primordial ofrecer a estos niños apoyo cuando están en la escuela, ya que muchos de ellos empeoran por la mañana por la obligación de estar sentados en clase, sin moverse.

Síndrome del retardo de fase

Este síndrome es una alteración del ritmo del sueño que comienza a manifestarse, normalmente, a partir del 10 años; se caracteriza por insomnio a la hora de acostarse y por la dificultad para despertarse por la mañana en el momento que toca, lo que conlleva somnolencia durante el día.
El niño puede manifestar cansancio diurno, bajo rendimiento escolar y/o disminución de la atención.

2. El niño que hace "cosas raras" por la noche

Síndrome de la apnea-hipopnea obstructiva del sueño

Este es un trastorno respiratorio que se produce durante el sueño y se caracteriza por la presencia de episodios repetidos de obstrucción completa o parcial de las vías aéreas superiores porque las partes blandas de la garganta se colapsan y se cierran durante el periodo de sueño.
 
Algunas alteraciones anatómicas como amígdalas grandes o malformación craneal, enfermedades neurológicas y sufrir obesidad o reflujo gastroesofágico facilitan este síndrome.
 
Una ronquera frecuente, problemas para respirar durante la noche, somnolencia durante el día o dficultad para prestar atención nos podrían hacer dudar de este síndrome. Su tratamiento suele conllevar una extirpación de las amígdalas o adenoides del niño o el hecho de dormir con una máscara para que respire confortablemente.

Sonambulismo

El sonambulismo es un trastorno del sueño muy común en niños en edad escolar.
Suele ser benigno y se resuelve con la edad sin necesidad de tratamiento. El niño no responde a estímulos externos y no recuerda nada.

Terrores nocturnos

Los terrores nocturnos son un tipo de trastorno del sueño que parece una pesadilla aunque mucho más espectacular. El niño, mientras está durmiendo, se incorpora bruscamente en la cama gritando y llorando, alterado y agitado. Como en el sonambulismo, el niño no responde a estímulos externos y no recuerda nada.

Pesadillas

Las pesadillas son estados del sueño largos, elaborados, complejos, con aumento progresivo de la sensación de miedo o de ansiedad. El niño se despierta muy asustado y totalmente alerta. Describe con todo detalle que el sueño que ha tenido ha sido muy angustioso y aterrador. A menudo el niño cree que lo que ha soñado ha ocurrido realmente.
 
Los padres no pueden evitar las pesadillas pero sí ayudarles a dormir más relajadamente, y en consecuencia esto favorece la minimización de pesadillas.

Movimientos rítmicos relacionados con el sueño

Son movimientos repetitivos que afectan a determinadas partes del cuerpo como la cabeza, el tronco, las extremidades o todo el cuerpo, que pasan cuando el niño se está quedando dormido. Comienzan cuando el niño aún no tiene el año y desaparecen a medida que se hace mayor.

3. El niño que se duerme durante el día 

Narcolepsia

La narcolepsia es un trastorno muy poco frecuente en la infancia y suele establecerse durante la adolescencia y la juventud. Se caracteriza por la somnolencia de día, la pérdida de tono muscular desencadenada por una emoción, mantener experiencias vividas como reales y sufrir sensación de inmovilidad.
 
Este es un trastorno crónico y requiere tratamiento con el que el niño podrá llevar una vida prácticamente normal. El papel de los padres en esta etapa es especialmente importante para establecer hábitos de higiene del sueño.

Recomendaciones generales para tratar de evitar cualquier tipo de trastorno de sueño

A continuación se detallan por grupos de edad los principales consejos a seguir para facilitar un correcto desarrollo del sueño en niños. Para consejos más generales mira este vídeo del Dr. Òscar Sans, coordinador de la Unidad Pediátrica del Sueño del Hospital Sant Joan de Déu, primera unidad pediátrica acreditada por la Sociedad Española del Sueño.

Menores de 2 meses

  • Muy importante que el bebé esté despierto cuando coma, así comenzará a asociar la comida con la víspera.
  • Después de cada toma, ten al bebé despierto en brazos un rato para eliminar gases.
  • Después de cambiar los pañales, deja al bebé en la cuna despierto para que aprenda a dormirse solo.
  • Se debería desarrollar una rutina antes de acostarse: baño - masaje - cena - nana o cuento - dormir.

Entre 2 y 5 meses

  • Haz siempre lo mismo a la hora de acostarse.
  • No despertéis al bebé por la noche para darle de comer.
  • A partir de los 3 meses el bebé debería dormir en su propia habitación.

Entre 5 y 12 meses

  • En este período el bebé ya no debería comer por la noche. Si se despierta deberás calmarlo con caricias y frases cariñosas.
  • Le puedes dar un objeto transicional: un muñeco, un peluche... algo que le haga compañía.
  • Debe seguir con la rutina de antes de ir a dormir y dejar que se duerma solo.

A partir de los 12 meses

  • El ambiente debe ser tranquilo, oscuro y la temperatura agradable.
  • La hora de acostarse debe ser aproximadamente la misma y la de levantarse también.
  • El exceso de líquidos favorece que se despierte por la noche.
  • La actividad física intensa evitará 1-2 horas antes de acostarse.
  • Evite darle chocolate y/o refrescos con cafeína.
  • No lo dejes hacer las siestas demasiado largas.

A partir de los 2 años

  • Si el niño protesta o llora durante la noche, reflexionamos sobre lo que ha pasado durante el día pero sobre todo no grites, dale seguridad y sigue con la rutina.
  • Evita que vaya a dormir con hambre pero no dejes que beba demasiado líquidos que harán que se despierte para hacer pipi.

Entre los 2 y 5 años

  • Sólo tienen que dormir la siesta como complemento del sueño nocturno.
  • Ten muy en cuenta, en estas edades, de no potenciar la angustia o los miedos.
  • Evita darle bebidas y alimentos excitantes.
  • Limita la actividad física intensa 1 - 2 horas antes de acostarse.
  • Nunca le asocies la comida o el sueño con un castigo o una amenaza.
  • Si el niño protesta o llora durante la noche, reflexiona sobre lo que ha pasado durante el día pero sobre todo no le grites, dale seguridad y sigue con la rutina.
  • No pierdas la calma.

Etapa adolescente

  • Es importante tener información sobre los cambios en la adolescencia: deberá aprender a reconocer los signos de falta de sueño: irritabilidad, dificultad para despertarse, recuperación del sueño los fines de semana.
  • Evita el uso de móviles, ordenadores, tabletas... antes de ir a dormir.
  • El diálogo sobre el sueño y su influencia para la salud es primordial.
  • Los padres tiene que dar ejemplos con buenos hábitos de sueño.
Recuerda que ante cualquier duda se debe visitar al pediatra. La mayoría de trastornos del sueño son comunes y tienen tratamiento.
 

Pesadillas en niños, ¿se pueden evitar?

Aunque es normal que los niños tengan pesadillas de vez en cuando existen algunas técnicas que puedes probar para controlarlas y garantizar que tengan un sueño agradable.
 
Las pesadillas son un tipo de sueño que ocurren durante el acto de dormir y produce sentimientos de terror, miedo, angustia y ansiedad; a menudo se presentan en la segunda mitad de la noche y suelen provocar el despertar de la persona que duerme. Aunque son más comunes en niños, un 50% de los adultos experimentan pesadillas ocasionales, mayoritariamente en mujeres.
 
En niños suelen empezar alrededor de los 2 años aunque cobran más protagonismo entre los 3 y 6 años. No se sabe exactamente qué las causa, pero se piensa que pueden estar relacionadas con el estrés y la ansiedad del niño. En la mayoría de casos, no suponen un motivo de preocupación para los padres.

¿Se pueden evitar las pesadillas?

No se pueden evitar totalmente pero los padres pueden contribuir a que sus hijos tengan un sueño lo más apetecible posible. Cuando los niños se despiertan por una pesadilla, las imágenes del sueño aún están frescas y pueden parecer reales, así que es natural que se sientan asustados y alterados y que llamen a sus padres para que los consuelen.
 
No se conocen los mecanismos que provocan la aparición de pesadillas y la mayoría de ellas ocurren sin ninguna razón aparente, aunque puede existir una relación con alguna situación que esté viviendo el niño como una mudanza, cambio de escuela, tensiones familiares, etc. Algunas pesadillas tienen lugar como respuesta a algún acontecimiento más traumático para el niño como una catástrofe natural o un accidente. Algunos niños pueden tener pesadillas si horas antes han presenciado escenas violentas en la televisión o al leer determinados cuentos.

¿Cómo garantizarles un sueño agradable?

Los padres no pueden evitarles las pesadillas pero sí ayudarles a dormir más relajadamente, y en consecuencia esto favorece la minimización de pesadillas. Para ello los niños deberían…
  • Tener un horario regular para irse a dormir y levantarse.
  • Seguir una rutina cuando llega la hora de ir a la cama que les ayude a estar más tranquilos y a sentirse seguros como bañarse, recibir mimos, leer, hablar sobre cosas agradables, etc.
  • Tener una habitación acogedora, donde puedan sentirse en paz y relajados.
  • Evitar ver la televisión antes de ir a dormir o leer cuentos que les puedan dar miedo, sobre todo si ha podido comprobar en otras ocasiones que les produce pesadillas.
  • Saber que las pesadillas no son reales, que sólo son sueños y que no les pueden hacer daño.

¿Qué hacer si un niño tiene pesadillas?

  • Tranquilízalo haciéndole sentir que estás a su lado. Tu presencia y el mostrar tranquilidad ayudará a tu hijo a sentirse seguro y protegido. Saber que un adulto está a su lado le refuerza su sentimiento de seguridad. 
  • Explícale lo que ocurre. Habla con tu hijo para que comprenda que ha tenido una pesadilla y que no es real.
  • Consuélalo. Muestra a tu hijo que entiendes que esté asustado y que tener miedo no es malo y que incluso es natural.
  • Juega con su imaginación. Puedes usar la imaginación del niño para hacer desaparecer los “causantes” de las pesadillas por ejemplo utilizando un supuesto espray especial para eliminar monstruos.
  • Deja una luz encendida. Dejar una luz encendida puede ser un punto de seguridad para el niño. También dejar una linterna en su mesita de noche.
  • Ayuda a tu hijo a volver a dormir. Dándole cariño y consuelo ayudarás a que cambie su estado de ánimo. Para que pueda conciliar el sueño de nuevo puedes darle su peluche favorito, taparlo con una manta, colocarle una almohada, encender una lámpara o incluso ponerle música tranquila.
  • Escúchalo con interés. No es necesario hablar demasiado sobre la pesadilla a altas horas de la noche; bastará con que ayudes a tu hijo para que se sienta tranquilo, seguro y protegido, y así pueda volver a dormirse. Pero es posible que por la mañana, tu hijo quiera contarte con mayor detalle la pesadilla de la noche anterior. Al hablar de la pesadilla a la luz del día  muchas de las imágenes angustiosas pierden su poder.
La mayoría de los niños sólo tienen pesadillas de vez en cuando, y es algo normal que no debe porqué preocupar. Lo único que hace falta en estos casos es que los padres los tranquilicen y les den la seguridad que necesitan. Si las pesadillas impiden que el niño duerma suficiente o si están acompañadas de otros problemas emocionales o de comportamiento, consúltalo con tu pediatra.

Desde 1975, la obesidad infantil se ha multiplicado por diez

Según un estudio publicado en The Lancet, si continúa esta tendencia, en 2022 habrá más niños con obesidad que con bajo peso en todo el mundo.
 
Y es que número de niños y adolescentes obesos en todo el mundo ha crecido desde los 11 millones en 1975 a 124 millones en 2016, según este estudio dirigido por el Imperial College de Londres y la Organización Mundial de la Salud.

martes, 12 de septiembre de 2017

A mayor CI, ¿mayor esperanza de vida?

Al menos en los niños, según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Edimburgo, existe una correlación entre cociente intelectual (CI) y esperanza de vida.
 
En el estudio, concretamente, se analizó las estadísticas de casi todos los ciudadanos escoceses nacidos en 1936.

viernes, 7 de julio de 2017

Los niños que duermen poco sufren mayor envejecimiento celular

Los niños que han dormido poco no solo pueden resultar más quejumbrosos o atolondrados, sino que sufrirían mayor envejecimiento celular, un proceso que podría tener efectos a largo plazo para la salud.
Concretamente, sus telómeros serían más cortos. No es la primera vez que se sugiere esta conexión.

jueves, 15 de junio de 2017

Intolerancia y otras idioteces


 
Hace tiempo que los libros de texto escolares en España se han convertido en interesante territorio donde espigar lo que nos espera. O lo que vamos teniendo ya. Un observador superficial deduciría que todo responde al plan maquiavélico de un profesor Moriarty que se proponga convertirnos, de aquí a una generación, en un país de imbéciles analfabetos; aunque, eso sí, rigurosa y políticamente correctos. Pero no creo que haya plan. Ojalá tuviéramos uno. Se trata, en realidad, de simple contagio colectivo e inexorable, propio de un país como el nuestro, donde cuando se celebre el Día del Orgullo Gilipollas no vamos a caber todos en la calle.
El último hallazgo acabo de hacerlo en un texto escolar de 5º de Primaria. Tras la triple pregunta ¿Cuál era la religión en los reinos de los reyes católicos? ¿Qué les sucedió a los judíos y musulmanes en esta época? ¿Qué era el Tribunal de la Inquisición?, cuestión absolutamente lógica y que con buenos profesores se presta a útiles debates sobre momentos decisivos –para bien y para mal– en la historia de España, figura, bajo el epígrafe Educación Cívica, otra doble pregunta de carga envenenada:¿Crees que los Reyes Católicos eran tolerantes? ¿Qué opinas sobre que se obligue a las personas a practicar una religión?.
 
La respuesta a esa simpleza no puede ser más que una: los Reyes Católicos no eran tolerantes ni por el forro, y es malo que se obligue a nadie a practicar una religión, como hicieron ellos y sus sucesores. Faltaría más. La misma forma de plantear la pregunta conduce, inevitablemente, a esa respuesta simple, que en realidad no lo es tanto. De ahí lo peligroso del asunto. Su carga envenenada.

 
Vistos desde aquí, por supuesto, los Reyes Católicos no eran tolerantes en absoluto. Lo que eran es una mujer, Isabel de Castilla, y un hombre, Fernando de Aragón –reino que incluía el condado de Barcelona, entre otras cosas–, cuyo matrimonio unió a dos extraordinarios personajes de Estado que, con decisión política y visión de futuro, consiguieron la unidad de España al conquistar el reino musulmán de Granada. Los dos eran inteligentes y poderosos –los más poderosos de su tiempo en Europa–, pero desde luego no eran tolerantes. No podían serlo, como no lo fue ninguno de sus coetáneos, ni el papa de Roma, ni los reyes de Francia o Inglaterra, ni el sultán de Turquía, ni nadie con mando en plaza. La tolerancia, como la entendemos hoy, estaba reñida con el poder, con las nacionalidades que se empezaban a afirmar –la española fue de las primeras– y con la guerra y la violencia, instrumento habitual de relación entre comunidades, territorios, pueblos, estados y religiones. Con tolerancia no se habría construido España, como tampoco ninguno de los países hoy conocidos. Y en el siglo XV, la religión era fundamental a la hora de establecer todo eso. Sin unidad religiosa era imposible establecer unidades políticas; y esa cruda realidad aún daría pie a muchas guerras y atrocidades en los siglos siguientes: guerras de religión que ensangrentarían Europa y muchos otros lugares.
 
Desde luego que la respuesta es no. Desde una mirada actual, tolerantes no fueron los Reyes Católicos, ni antes de ellos los cruzados, ni Saladino, ni los reinos hispanos, ni Almanzor, ni lo serían después Carlos V, Felipe II, Lutero, Calvino, Napoleón, Robespierre, Lenin, ni nadie que haya pretendido consolidar su poder y vencer a sus enemigos. Ni en Atapuerca lo eran. La Historia de la Humanidad, entre otras cosas, está hecha de intolerancias. Y atribuir ese rasgo a unos reyes decisivos para España sin situar el asunto en el contexto real de su tiempo, supone una irresponsabilidad. Significa echar, sobre nuestras siempre maltrechas espaldas históricas, falsas responsabilidades y complejos perniciosos y estúpidos.
 
Nuestro pasado fue tan crudo, triste, fascinante y admirable como el de cualquier otro país. Transcurrió en un mundo en el que todos jugaban con las mismas reglas, o ausencia de ellas. Juzgar a sus actores con ojos del presente es una injusticia y un error, sobre todo en esta España que vive mucho de lo oído y poco de lo leído. Aplicar la mirada ética de hoy a los hechos de entonces no sirve sino para que los jóvenes renieguen de una historia que no es mejor ni peor que en otros países o naciones. Así que no mezclemos churras con merinas. Preguntemos a un joven estudiante si un neonazi, un maltratador de mujeres o un yihadista son tolerantes, y situemos a los Reyes Católicos en el contexto que les corresponde. El deber de un sistema educativo es conseguir que la historia, el pasado, la memoria, se estudien para comprenderlos. No para condenarlos desde la simpleza y la ignorancia.

Tu adicción al móvil puede ser la causa del mal comportamiento de tus hijos

Según un estudio reciente, los hijos de padres que miran el móvil mientras están con ellos desarrollan peores comportamientos.
 
 
Mirar el móvil cuando se pasa tiempo con los hijos puede tener consecuencias negativas sobre su comportamiento. Al menos, esas son las conclusiones de un estudio sobre la ‘tecnoferencia’, es decir, sobre las interferencias tecnológicas en la vida social y en concreto sobre el desarrollo de los más pequeños.
 
El trabajo, publicado en la revista científica 'Child Development', examinó a 170 familias con al menos un niño de más de un año -la media de los menores participantes era de tres años- a las que se les pidió que valoraran el número de veces que los teléfonos, los ordenadores o las tablets interrumpían, aunque fuera brevemente, el tiempo que pasaban con sus hijos.
 
Casi la mitad -un 48%- declaró que sucedía en tres o más ocasiones en un día normal. Un 24% afirmó que pasaba un par de veces diarias, un 17% que solo una vez y un 11% defendió que jamás ocurría. Tal y como pudieron comprobar los investigadores, conforme aumentaba el número de distracciones de los padres a causa de la tecnología, también lo hacían los problemas de comportamiento de los niños, como los lloros, los enfurruñamientos o las pataletas.
 
"Incluso las cantidades bajas o normales de interferencia tecnológica estaban asociadas con mayores problemas de comportamiento en los niños", concluyen los científicos del estudio.

martes, 25 de abril de 2017

Los videojuegos mejoran las habilidades cognitivas y emocionales

Según estudios científicos, los videojuegos tienen efectos beneficiosos para el cerebro.
Para algunos padres y maestros, los videojuegos son una pérdida de tiempo que distraen a los más jóvenes de actividades más significativas, como estudiar o leer. Sin embargo, se ha comprobado a través de varias investigaciones científicas que jugar videojuegos es, además de una buena actividad recreativa, una perfecta forma de incrementar el volumen cerebral, mejorar las habilidades cognitivas y el control de las emociones.
 
 
A pesar de que los videojuegos han sufrido una importante evolución en las últimas décadas, la concepción sobre ellos no ha evolucionado como se esperaría. Se dice a nivel popular que generan trastornos sociales, alimenta la violencia y son adictivos. Sin embargo, la ciencia ahora demuestra lo contrario, y a través de diferentes investigaciones ha comprobado los beneficios de este tipo de juego a tal grado que algunos expertos aseguran deberían utilizarse con mayor frecuencia en la educación.
La New York University Shanghai y The University of Hong Kong han demostrado a través de una investigación que jugar cinco horas de videojuegos por semana ayuda a mejorar las capacidades visomotoras y la memoria. Esto es debido a la coordinación que debe realizarse ante las pantallas, habilidades que luego pueden aplicarse en la vida real, como por ejemplo, al conducir.
El experimento fue realizado con adultos que no habituaban jugar y tras algunas partidas controladas, pudo demostrarse que sus habilidades motoras de coordinación y su visión mejoraron considerablemente. Se detectó además, una mejora en la retención de conceptos, debido a las conexiones cerebrales que se producen mientras se practica esta actividad.
 
 
Por otro lado, el Instituto Max Planck realizó un experimento con videojuegos donde se encontró un importante incremento de la materia gris en el hipocampo y la corteza prefrontal en aquellas personas que suelen jugar con juegos de video de estrategia. Considerando las funciones que se realizan con estas partes del cerebro, se concluyó que este tipo de actividad recreativa ayuda a mejorar las funciones cognitivas.
En cuanto al manejo de las emociones, el British Medical Journal realizó también un estudio sobre los videojuegos para comprobar qué efectos tienen en el comportamiento de los niños. Existe un gran debate sobre las emociones que despiertan los videojuegos, sobre todo aquellos que resultan violentos y pueden desatar conductas patológicas. La investigación de dicho centro se realizó durante 10 años, en el que se hizo un seguimiento de once mil niños que jugaban juegos de video y se concluyó que no hay una relación directa entre la exposición a los videojuegos y los problemas emocionales o de comportamiento.

martes, 11 de abril de 2017

Los niños que aprenden filosofía son mejores en matemáticas e inglés

 
El STEM está pegando fuerte (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), y las asignaturas de letras puras están convirtiéndose en montañas de datos para ganar una partida al Trivial Pursuit y poco más. Sin embargo, a la luz de un nuevo estudio, esto no parece ser del todo cierto.

Por ejemplo, los niños que reciben clases de filosofía resultan luego más competentes en asignaturas como las matemáticas.
 
La asignatura que te enseña a pensar

Según este
nuevo estudio, niños de 9 y 10 años de Inglaterra que participaron en una clase de filosofía una vez a la semana durante el transcurso de un año, aumentaron considerablemente sus habilidades en matemáticas y alfabetización.

Más de 3.000 niños en 48 escuelas de toda Inglaterra participaron en discusiones semanales sobre conceptos tales como la verdad, la justicia, la amistad y el conocimiento. Y, concretamente, las habilidades de lectura aumentaron en cuatro meses, las matemáticas en tres meses y la escritura en dos meses.

La Education Endowment Foundation (EEF), que ha dirigido el estudio, ha usado un ensayo controlado aleatorio, similar a la forma en que se prueban muchos fármacos. 22 escuelas actuaron como un grupo de control, mientras que los estudiantes en los otras 26 tomaron la clase de filosofía.

Los efectos beneficiosos de la filosofía duraron dos años, y el grupo de intervención siguió superando al grupo de control mucho después de que las clases terminaran. 
Otras pruebas del beneficio de la filosofía

No es la primera vez que se intenta algo así. El programa que usó el EEF, llamado P4C (filosofía para niños), fue diseñado por el profesor Matthew Lippman en Nueva Jersey en los años 70 para enseñar habilidades de pensamiento a través del diálogo filosófico.

En 1992, la S
ociedad para el Avance de la Investigación Filosófica y la Reflexión en la Educación (SAPERE) se estableció en el Reino Unido para emular ese trabajo. P4C ha sido adoptado por escuelas de 60 países.

También cabe advertir que el programa de SAPERE no se centra en la lectura de los textos de Platón y Kant, sino más bien en historias, poemas o fragmentos de películas que impulsan discusiones sobre temas filosóficos. El objetivo es ayudar a los niños a razonar, formular y hacer preguntas, entablar conversaciones constructivas y desarrollar argumentos.

Los niños con mascota viven mejor gracias a dos microbios

La probabilidad de sufrir obesidad y alergias en niños que tienen mascota (perro o gato) parece ser menor que en los niños que no tienen mascota. Y la razón no es psicológica.

El motivo reside en dos microbios que transmiten estos animales a los niños.

Ruminococcus y Oscillospira
Ruminococcus y Oscillospira son los dos microbios que se hallaron en los niños que tenían mascota, según el estudio llevado a cabo por la experta en epidemiología pediátrica Anita Kozyrskyj, de la Universidad de Alberta en Canadá.

En el estudio se analizaron un total de
746 bebés y niños pequeños (70% de vivía con perros, y el resto vivía, con gatos). Lo más curioso es que este efecto beneficioso de los microbios ya tiene lugar en el claustro materno, antes de que los hijos nazcan.

Otras ventajas de tener mascotas

En el caso de que te preocupe tu salud cardiovascular, los perros pueden mejorar esta condición y los gatos pueden empeorarla.

Es lo que sugiere
un estudio realizado por Erika Friedmann y sus colegas de la University of Maryland. Comenta así el resultado Richard Wiseman en su libro 59 segundos:

Este sorprendente resultado animó a los científicos a explorar otros posibles efectos beneficiosos de tener perro. Se hicieron estudios que demostraban que los propietarios de perros soportaban mejor el estrés diario, veían la vida de manera más relajada, tenían la autoestima más alta y eran menos propensos a sufrir depresiones.

Karen Allen, de la State University of New York en Buffalo, también
entregó un perro al que tenían que cuidar a corredores de bolsa que sufrían hipertensión. Otro grupo de corredores de bolsa no recibieron ningún perro. Transcurridos seis meses, los que cuidaron del perro mostraban una tensión inferior.

jueves, 16 de marzo de 2017

Claves para mejorar la autoestima de tus hijos

La autoestima es cómo nos percibimos y cómo nos sentimos con nosotros mismos, pero ¿cómo formamos ese autoconcepto? ¿Y cómo podemos potenciarlo en nuestros hijos?
 
Desde pequeños recibimos mensajes sobre nosotros de nuestro entorno: padres, profesores, amigos o compañeros, vecinos, etc. A veces esos mensajes son explícitos “eres tonto”, “mi hijo es muy inteligente”, “Fulanito saca mejores notas que tú”, “eres el más listo de la clase”, etc. Otras veces esos mensajes son implícitos, esto es, a través de comportamientos que tienen los demás hacia nosotros, por ejemplo, si un padre/madre sólo está pendiente de uno de sus hijos al hacer los deberes, éste percibirá que le ven más incapaz porque los padres le prestan más ayuda que al otro.
 
De esta manera nos vamos haciendo una idea de “como somos”, no obstante, eso no significa que seamos así… sino que los demás nos han destacado ciertas cosas omitiendo muchos otros aspectos que tenemos.
 

Cómo nuestro entorno modula nuestra autoestima

Para entender mejor cómo los mensajes que recibimos de nuestro entorno (sobretodo los padres) pueden influir en nuestra autoestima, pongamos un ejemplo práctico. Tenemos a tres niños que son educados de manera distinta: 
  • Pedro: los padres de Pedro quieren que su hijo espabile y aprenda a hacer las cosas bien, que mejore y sea un adulto de provecho. Así que le destacan a menudo las cosas que hace mal para que se dé cuenta y las mejore, le comparan con otros niños que sacan mejores notas que él o son más obedientes y a veces le dicen que parece tonto y torpe para motivarle a mejorar.  
  • Jesús: los padres de Jesús piensan que su hijo es el mejor del mundo y se lo recuerdan constantemente. Cuando hace las cosas bien lo celebran y cuando se comporta mal o se equivoca en algo no se lo dicen porque no quieren que se sienta mal, les sabe mal y no quieren verlo sufrir. 
  • Juan: los padres de Juan le sonríen y felicitan cuando hace bien las cosas pero cuando se equivoca en algo le rectifican y le enseñan cómo se hace para que mejore y aprenda. 
 

Consecuencias de los estilos de educación en la autoestima de los niños

¿Qué autoconcepto tendrá cada uno de los niños ahora y en la edad adulta? Según el estilo de educación que adoptemos tendrá distintas consecuencias:
  • Pedro: probablemente será un adolescente o un adulto con una baja autoestima, no confiará en que haga bien las cosas, se comparará con los demás y como le enseñaron en casa, verá en él todo lo que hace mal y los defectos que tiene; sin embargo sus cualidades no las verá.
  • Jesús: probablemente tendrá una autoestima demasiado alta, pudiendo llegar a ser un adulto narcisista que crea que es mejor que los demás, teniendo una baja tolerancia a la frustración, incapaz de reconocer errores y por tanto siendo incapaz de pedir perdón, afectando así a sus relaciones personales. 
  • Juan: tal y como le enseñaron, verá las cualidades que tiene e intentará mejorar aquello que no se le da bien. Probablemente tendrá una buena autoestima en general. 
Pero esto de la autoestima no es tan sencillo, aún hay más. Hablemos de la profecía autocumplida o de cumplir con el papel que nos han adjudicado:
  • Pedro, percibiéndose a sí mismo como torpe (como le dicen sus padres), en clase de educación física intentará escaquearse y no hacer los ejercicios o si los hace, no se esmerará mucho, porque total, “si soy torpe no hay mucho que hacer”, con lo cual, Pedro no trabajará su motricidad y por tanto no mejorará las habilidades motrices que le permitan desarrollar mejor las actividades físicas, así que al final será patoso para el deporte y los demás también le verán así y le devolverán esa imagen de él mismo, con lo cual... es una rueda que se retroalimenta. 
  • Jesús, como es un chaval que no falla nunca y lo hace todo bien, para cumplir su profecía puede escoger entre dos opciones: hacer deporte como si fuera el mejor y ofrecer un buen resultado o "pasar" de la clase de educación física porque "hacen tonterías", "no le gusta" o "el profesor es un inútil" (de esta forma es imposible hacerlo mal, porque no lo hace).
  • En cambio Juan, a quien el deporte se le da igual de bien (o de mal) que a Pedro, como se percibe a sí mismo como una persona capaz de aprender y mejorar si se esfuerza (como le dicen sus padres), en educación física hace todos los ejercicios, intenta fijarse en cómo hacerlos mejor y se esfuerza para aprender.  El percibirse capaz de mejorar y conseguir objetivos también ayuda a estar más contento con uno mismo.
 

Claves para potenciar la autoestima de tus hijos

Como se ha comentado anteriormente, esto de la autoestima es bastante más complejo, implica muchas más cosas, así que si quieres ayudar a tus hijos a tener una mejor autoestima, estas son algunas claves:
  • Reconócele sus cualidades.
  • Ayudále a mejorar aquello que no se le da tan bien.
  • Percíbelo capaz de mejorar y superarse, así le enseñarás a percibirse a sí mismo como una persona capaz de mejorar y superarse.
  • No le señales sus defectos como algo propio de su ser: no ERES torpe, porque no ES torpe, sino que le cuestan más las habilidades motrices; no ES agresivo, sino que a veces ACTÚA agresivamente; no ES tonto, sino que está aprendiendo a vivir, lo raro sería que lo supiera todo.
  • Cuando se equivoque en algo, está bien que sepa en qué se ha equivocado, pero aun está mejor si sabe qué deben hacer en vez de eso, así que ¡explicále cómo se hace!
  • Acéptalo con sus cualidades y sus defectos… si no los aceptas ellos tampoco se aceptarán. Es imposible ser perfecto y deben aprender que eso es imposible, de lo contrario serán infelices buscando la perfección.
  • No pretendas que sean como tú quieras… necesitan ser ellos mismos, encontrar su propia identidad. Ellos no han venido a este mundo para cumplir tus expectativas, sino para hacer su vida.
  • Exprésale tu cariño, ya sea verbalmente o a través del lenguaje no verbal (miradas, caricias, abrazos, etc.). Si perciben tu amor ellos también aprenderán a quererse y a querer a los demás.
  • Delégales tareas de responsabilidad desde pequeñitos que sean adecuadas a su edad. De esta manera sentirán que su aportación importa, por tanto, que ellos son importantes, además de aprender a ser responsables y autónomos.
  • Favorece la sociabilización de tus hijos con compañeros de clase, con otros niños en el parque, con actividades extraescolares, etc. De este modo aprenderá habilidades sociales que son muy importantes para las relaciones sociales y para la autoestima.
  • Confía en tus hijos, esto hará que ellos aprendan a confiar en ellos mismos.

lunes, 13 de febrero de 2017

Los niños que hacen deporte se deprimen menos

 
Estudios previos habían demostrado que los adultos y los jóvenes que son físicamente activos tienen un menor riesgo de desarrollar depresión, pero este mismo efecto no se había estudiado en los niños. Hasta ahora.
 
Un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología ha realizado un seguimiento a cientos de niños durante cuatro años para ver si podían encontrar una correlación entre la actividad física y los síntomas de la depresión.

Los resultados del trabajo muestran que los niños reciben el mismo efecto beneficioso que los adultos por ser activos. Hablamos de actividad física de moderada a vigorosa que deje a los niños sudorosos o sin aliento.
Los investigadores examinaron a unos 800 niños cuando tenían seis años y realizaron exámenes de seguimiento con alrededor de 700 cuando tenían ocho y diez años de edad. La actividad física se midió con acelerómetros, como un podómetro avanzado, y los padres fueron entrevistados acerca de la salud mental de sus hijos.

"Ser activo y sudar con el ejercicio ofrecen algo más que beneficios para la salud física, también protegen contra la depresión", afirma Tonje Zahl, líder del estudio que ha sido publicado recientemente en la revista Pediatrics.
Los niños de seis y ocho años físicamente activos mostraron menos síntomas de depresión cuando fueron examinados dos años después. La actividad física, por lo tanto, parece proteger contra el desarrollo de la depresión.
 
"Es importante saberlo, porque puede sugerir que la actividad física se puede utilizar para prevenir y tratar la depresión ya en la infancia", comenta Silje Steinsbekk, profesor asociado en el Departamento de Psicología de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología.
Steinsbekk hace hincapié en que estos resultados deben ser probados en estudios aleatorios donde los investigadores aumenten la actividad física de los niños y examinen si los que participan tienen menos síntomas de depresión con el tiempo que los que no participan.

Los hallazgos previos en adolescentes y adultos demostraron que los estilos de vida sedentarios -como ver la televisión y jugar a videojuegos- están asociados a la depresión, pero el estudio infantil de la NTNU no encontró correlación entre la depresión y un estilo de vida sedentario.

Los síntomas depresivos no condujeron a una mayor inactividad y un estilo de vida sedentario no aumentó el riesgo de depresión. Así que el mensaje a los padres y profesionales de la salud es: facilitar la actividad física, ya sea dar un paseo en bicicleta o jugar al aire libre. Limitar el tiempo de ver TV no es suficiente. Los niños necesitan actividad física real.

miércoles, 18 de enero de 2017

Entrando en la pre adolescencia…y cómo no morir en el intento

Este tema va a dar para mucho, no me cabe duda…y a lo mejor, hasta para otro libro. Reconozco que estamos viviendo cosas ya en casa que aunque no dejan de ser comunes en la vida (tú ya pasaste por ahí) son NOVEDAD para padres noveles. En mi caso, me cuestiono cómo hacerlo para no fastidiarla de manera constante…
 
Me sorprenden mil cosas de esta nueva generación y aunque no soy de condenar, reconozco que me chocan y a veces, me generan cierto rechazo. Así que me toca reflexionar y reaprender. Hay cosas similares a cuando tú viviste la adolescencia, el fondo básicamente es el mismo, pero hay otras completamente nuevas. Hablo de las nuevas maneras de comunicar que tienen…entre otras.
Hay momentos en los que me encantaría llegar como MADRE SABIA (la de Rapunzel sí, esa de “madre sabe más”) e imponer mi criterio de verdad absoluta, pero esto definitivamente no funciona.
 
Creo que más bien debemos inspirar, inspirar para que ellos decidan cómo hacer teniendo claro el objetivo y resultado.
 
Así que el primer paso que me obligo a hacer es empatizar con su manera de pensar… Oye, qué complicado cuando dejaste atrás hace tanto esa edad. Sin embargo cuando fuerzas a tu mente, aparecen esas historias que tú viviste, similares sin duda y que pueden ayudar a “inspirar”. Así que en esa empatía de:
¿Qué sentirá? (madre mía cuando revivo ciertas historias que recuerdo con 11 años….)
¿Qué querrá con sus amigos? (y aquí aparecen todos esos complejos que yo tenía, ¿los tendrá ella igual? ¿Querrá caer bien?)
¿Qué le importa más? (Pista, observa de qué habla y con qué se entusiasma….ahí lo tienes…y para ello, hay que escuchar, escuchar y escuchar).
¿Cuál es mi papel?
¿Qué quiero para él/ella?
 
Una vez pensado esto (no hay tiempo lo sé, pero habrá que sacarlo) entonces me planteo varias cosas para hacer:
  • Las historias causan sensación en todas las edades, son como cuentos donde consigues que las personas se identifiquen y si tienen moraleja (que ya te encargarás de que la tenga) mejor que mejor. En concreto con mi hija, se me ocurren varias en torno a las primeras relaciones “amorosas”.
  • Mostrar tus valores. Evidentemente además de la historia, debes mostrar tus propios valores aprendidos, errores y aciertos con su aprendizaje además de cómo te gustaría que fuera para ella (o él). Sinceramente, me genera cierta ansiedad que finalmente haya muchos diferentes puntos de vista, pero creo que en la conversación sincera y empática puede estar la solución. Son personas distintas a nosotros, no olvidemos, y nuestro objetivo es que sean felices y estén bien. Entonces ¿qué es lo que más le conviene TAL Y COMO ES?
 
Como dije una vez:
“Enma cariño, sé feliz, aprende, disfruta, ayuda a otros mediante las habilidades que tienes, relaciónate con gente de cuantas más partes del mundo mejor ya que en la diversidad está la riqueza y el aprendizaje de la tolerancia. Haz que tu vida merezca la pena por lo que recuerden de ti, la felicidad es personal para cada uno. Encuentra tu camino y síguelo. Y siempre sé fiel a ti misma. Y aquí estaré yo para guiarte y apoyarte hasta el día que sueltes mi mano y vayas sola. ” 
 
Bienvenidos a esta etapa….seguiré escribiendo y reflexionando sobre ella.