La creatividad está de moda. Parece que, por fin,
desciende del Olimpo del arte y se coloca al alcance de cada uno de nosotros.
Pero, ¿por qué de repente hay que fomentar esa capacidad? ¿De verdad tenemos
que ser todos más creativos, aunque no nos dedicamos a ese campo?
La importancia de la
creatividad está más que justificada; no hay más que ver la velocidad a la que
cambian la sociedad y las tecnologías para darse cuenta de que hay que saber
adaptarse al cambio. Y precisamente de esto va la creatividad. Ser creativo no
solo es inventar el cubismo.
La creatividad es la capacidad de resolver problemas nuevos, o de
enfrentarse a problemas viejos con nuevas estrategias. Existe un tipo de
creatividad cotidiana, la llamada “little
creativity”, que trata de esto. De la forma y recursos que tenemos
para afrontar los pequeños desafíos del día a día (en realidad, ¿qué hay
más cotidiano que los problemas?). Cuanto más creativos seamos –más flexibles,
ingeniosos, más soluciones se nos ocurran, etc.- mejor armados estaremos para
superar con éxito cualquier obstáculo que nos depare la vida, ya sea improvisar
una receta de cocina o resolver un conflicto familiar.
La creatividad humana
constituye una dimensión fundamental de la actividad humana. Prospera donde hay
diálogo entre las culturas, en un entorno libre, abierto y diverso en el que
existe igualdad entre hombres y mujeres. Requiere respeto y protección jurídica
para los resultados del trabajo creativo e intelectual. La creatividad se
encuentra en el corazón mismo de la cultura, el diseño y la innovación; todo el
mundo tiene derecho a utilizar su talento creativo. Más que nunca el futuro de
Europa depende la imaginación y la creatividad de sus ciudadanos.
En cuanto a los niños,
si tenemos en cuenta que se ha previsto que el 70% de los bebés actuales tendrán empleos que ahora ni
siquiera existen, y que la creatividad
nos permite adaptarnos a las novedades, parece urgente y necesario desarrollar
esta competencia. La mejor forma de hacerlo es que tanto la escuela como la
familia colaboren en esta tarea.
En los cursos de la Universidad de Padres tenemos muy presente el fomento de la creatividad, porque creemos que es
un elemento clave en el desarrollo evolutivo de los niños, así como en el de
los padres. Por eso os proponemos maneras sencillas y divertidas de practicar
la creatividad en familia:
·
Ser modelos de creatividad. Si unos padres desean potenciar la creatividad en sus hijos, ellos son
los primeros que deben intentar ser más creativos. En efecto, la creatividad se
aprende en gran medida a través del ejemplo. Valorar la creatividad,
interesarse por ella y, si es necesario, cambiar algún hábito para orientarse a
una vida más creativa. Porque, sí, la creatividad es un hábito, y como tal,
puede aprenderse.
·
La creatividad en el seno familiar está
muy influida por el estilo parental, que debe ser flexible, no autoritario ni
sobreprotector. La creatividad infantil requiere
cierto margen de libertad, autonomía e independencia. ¿Cómo podría volverse más
creativo un niño si sus padres le están diciendo qué hacer y cómo hacerlo en
todo momento? O si le responden todas las preguntas. Muchas veces es más útil
contestar a una pregunta con otra: “¿Por qué el cielo es azul, mamá?” “Qué
buena pregunta, ¿tú por qué crees que puede ser?”. Plantear preguntas
desafiantes, estimulantes.
·
No ser impositivos, aceptar que el niño pueda cuestionar. Para ser un progenitor creativo, hay que intentar ver las cosas desde
otros puntos de vista, aceptar otras opiniones, estar abiertos, buscar siempre
cosas nuevas o hacerlas de otra manera, aceptar el error, no tener miedo a
equivocarse. Hay que intentar reducir las críticas y aumentar los comentarios
positivos. Esto genera un entorno de seguridad y confianza, fundamental para el crecimiento del niño y de su creatividad. Los niños
necesitan sentirse seguros y valorados para poder expresarse, ser originales,
cuestionar, equivocarse, aburrirse…
·
Conocer sus talentos y reforzarlos. Si a papá le encantaría que Pedrito fuese futbolista, pero Pedrito
prefiere aporrear todo lo que pilla a modo batería (y además tiene ritmo), será
mejor potenciar eso. Pero cuidado, tampoco se trata de agobiar a los niños con
actividades y cursos, porque esto puede generar jóvenes frustrados y aburridos.
El fin no tiene por qué ser que Pedrito llegue a la Filarmónica, sino que
desarrolle su creatividad y se divierta. Ser creativo le será útil en todas las esferas de su vida.
·
Jugar. El juego libre, imaginativo y no estructurado es esencial
para el desarrollo infantil y totalmente creativa. Es algo que en Universo UP nos
importa mucho. Está muy bien que los padres pasen
tiempo jugando con sus hijos, pero participando en los juegos como un niño más,
sin organizar el tiempo ni la actividad. Cuando están jugando, los niños están
ensimismados, alcanzan un estado de concentración absoluta muy difícil de
conseguir en otros momentos. No convienen que los pequeños tengan todo su ocio
dirigido; conviene incluso que se aburran, para que sean ellos mismos quienes deciden a qué jugar. Esto potencia su
autonomía, motivación intrínseca, creatividad e imaginación.
·
Tiempo y oportunidad: exponer a los niños, desde edades tempranas, a la música y al arte.
Contemplar cuadros y escuchar música con ellos. Una buena forma de pasar tiempo
juntos es compartir actividades como teatros o conciertos familiares (existen
hasta grupos de rock para niños), visitas a museos… Por ejemplo, los museos de ciencia son muy
interactivos y garantizan un buen rato en familia, además de estimular la
curiosidad infantil.
·
Animar la creatividad, realizar actividades creativas entre toda la familia: organizar una
fiesta, cocinar con los niños, preparar un regalo para otra persona con
manualidades, animarles a que se inventen sus propias historias…
·
Espacios agradables y estimulantes: los hogares particularmente creativos presentan una serie de
características que confieren un ambiente inspirador a cualquier rincón. Por
ejemplo, se puede crear una “zona de la creatividad”, dedicar un espacio de la
casa a colgar dibujos, permitir a los niños tomar alguna decisión sobre la
decoración de su cuarto…
·
Sentido del humor, originalidad, cambiar
las propias creencias. Olvida el “yo no sé dibujar”, “yo no
sé bailar”, e inténtalo. Hacer algo creativo es un fin en sí mismo, no hay que pensar
en términos resultadistas. Lo importante es disfrutar, y más si se hace en
familia. Siéntete orgulloso de cosas que hayas creado, date un respiro de
obligaciones, metas y propósitos. El estado de ánimo relajado favorece la
creatividad.
·
Y, sobre todo, jugar, dejarse llevar, divertirse… en resumen, volver a ser un niño.
Para saber más…
- Marina, J. A. (Coord.) (2014) “Creatividad en la educación, educación de la creatividad.
Claves para hacer de la creatividad un hábito”.
Barcelona: Hospital Sant Joan de Déu (Ed).
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