Aunque puede presumir de tener
uno de los sistemas educativos más eficientes del mundo, Finlandia no se
contenta y ya planea cómo será su proyecto escolar durante la próxima década
Hace tan sólo unas semanas explicábamos cómo los colegios jesuitas de Cataluña se
habían situado en la vanguardia de la educación
española al dar un vuelco a la docencia en sus
centros y, entre otras cosas, eliminar asignaturas, horarios y exámenes.
También recordábamos que eran ideas que en el extranjero llevaban proponiéndose
desde hace años, y que pronto tomarán forma en la nueva reforma educativa
finlandesa, como ha desvelado un artículo publicado en The Independent.
A pesar de situarse en los mejores puestos de todos los informes PISA,
los legisladores finlandeses tienen claro que no pueden dormirse en los
laureles, por lo que van a plantear una reforma profunda que, esperan, afecte
a todos los centros escolares en el año 2020. Esta
se basa principalmente en sustituir el viejo modelo basado en la “docencia por
asignaturas” por una “docencia por temas”. Es decir, se acabaron la Lengua, las
Matemáticas, la Química o el Inglés: estos serán sustituidos por temas
concretos y que afecten a diversas materias al mismo tiempo, como es el de la
Unión Europea.
¿Qué pueden aprender los alumnos a partir de estos proyectos?
Siguiendo el ejemplo de la UE, el estudio de este tema puede hacer referencia
tanto a la Historia, la Lengua o la Geografía como a otros aspectos que se tratan
de forma secundaria en las asignaturas convencionales (el tiempo meteorológico
o las diferencias culturales). Esto anima además a los estudiantes a
convertirse en pequeños investigadores, una exigencia que cada vez se refleja
más en las nuevas propuestas educativas, como el Bachillerato
Internacional. Otro ejemplo son los “servicios de cafetería”, que atañen
tanto a las Matemáticas (¿cuánto se debe cobrar?) como los Idiomas (hay que
servir a extranjeros que utilizan diversas lenguas), algo que también
empuja a los alumnos a desarrollar sus habilidades
comunicativas.
Primero Helsinki, más tarde el mundo
Esta reforma ha comenzado a implantarse en la capital finlandesa,
Helsinki, donde algunos institutos han decidido olvidarse de las asignaturas de
una hora de duración para centrarse en el estudio del
“fenómeno”. Estos proyectos se desarrollan de forma
completamente ajena al modelo de la clase magistral, formando grupos de alumnos
que, en equipo, deben colaborar para llegar a buen puerto. Algo que, como
explican las autoridades finlandesas, tiene como objetivo mejorar sus
habilidades sociales.
“Necesitamos un replanteamiento de la educación y el rediseño de
nuestro sistema, para que proporcione a nuestros hijos las habilidades que
se necesitan para hoy y mañana”, explica Marj Kyllonen,
la responsable de educación de la capital. Pero pronto este programa se
extenderá a todas las localidades finlandesas. “Aún hay escuelas que enseñan de
la forma antigua, que era muy beneficiosa a comienzos del siglo XX, pero las
necesidades no son las mismas y buscamos algo que encaje en el siglo XXI”.
Alrededor del 70% de los profesores de educación secundaria han recibido
una formación específica para encajar en este
nuevo programa; las clases suelen ser impartidas por varios docentes
especialistas en los temas que se tratan en cada proyecto.
Esta metodología no sólo cambia la forma en que el alumno aprende,
y que tiene como objetivo motivarlo a través del juego, sino que exige mucho
más de los docentes tanto a la hora de preparar las clases como en tiempo de
dedicación. Por esa razón, muchos se han manifestado en contra de la reforma,
por lo que se les ha prometido un bonus a los que
se presten a recibir la formación necesaria. “Hemos conseguido cambiar el marco
mental”, explica a The Independent Pasi
Silander, responsable de desarrollo de la ciudad.
“Es complicado que los profesores arranquen y den el primer paso, pero los que
han participado dicen que no se puede dar vuelta atrás”.
Una nueva sociedad, una nueva docencia
La propuesta de Finlandia forma parte de un movimiento global que
se materializa en cada vez más proyectos semejantes y que parte de la idea de
que el mundo laboral del siglo XXI tiene unas necesidades muy diferentes a las
que se perseguían con anterioridad. “Los jóvenes usan ordenadores muy
avanzados”, explica Silander. “En el pasado los bancos contrataban un montón de
empleados que se dedicaban a hacer las cuentas, pero eso ha cambiado
completamente”. La pregunta sigue siendo, no obstante, si un sistema educativo
ha de fundamentarse ante todo en las demandas del
mercado laboral o si, por el contrario, la formación
de los más pequeños debería basarse en otros factores.
Por ahora,
el nuevo sistema parece estar marchando bien en Helsinki. Las calificaciones (o
“resultados”; también se ha producido una modificación terminológica) de los
últimos dos años han sido mejores que las inmediatamente anteriores. Por ahora,
todos los institutos del país están obligados a introducir cada curso un
período de trabajo por proyectos, aunque en la capital la cifra ha aumentado a
dos. La reforma del sistema educativo finlandés se concretará a finales de este
mes, en un documento publicado por Marj Kyllonen que desvelará las líneas
maestras de un programa que, muy probablemente, se situará en la
avanzadilla de la educación global.
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