Psicólogos y
psiquiatras aseguran haber identificado un nuevo desorden que afecta sobre todo
a niños y jóvenes y podría confundirse con el polémico TDAH
Por si esto
fuera poco, de un tiempo a esta parte un poderoso grupo de psicólogos y
pisiquiatras estadounidenses asegura haber identificado un nuevo desorden,
íntimamente relacionado con el TDAH, que elevaría la
cifra de niños que necesitan tratamiento en otros dos millones.
Se trata del tiempo cognitivo lento (TCL), un trastorno cuyos síntomas son
opuestos al TDAH. En vez de ser hiperactivos, extrovertidos, entrometidos y
arriesgados, los niños que presentan TCL son pasivos, soñadores, tímidos e
hipoactivos. Y, al igual que sus compañeros con
TDAH, sus resultados académicos se ven afectados, ya que procesan la
información más lentamente.
Hasta la
fecha, el TCL no está incluido en el manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales, el DSM, conocido como “la Biblia de las psiquiatría”. Pero
un grupo cada vez mayor de psiquiatras y psicólogos insiste en la necesidad de reconocer el desorden como un trastorno
legítimo, lo que abriría la puerta a su tratamiento
farmacológico. En su opinión, entre el 30 y el 50% de los niños que han
sido diagnosticados con TDAH sufren en realidad TCL, y muchos otros, que no han
recibido ningún diagnóstico (ya que, aseguran, los niños hipoactivos pasan más
desapercibidos), podrían encajar en el nuevo trastorno.
“El nuevo desorden de atención”
El número de
enero del Journal of Abnormal Child
Psychology, dedicó 136 páginas a describir la enfermedad y dejaba
claro que la existencia del trastorno está fuera de toda duda. El psicólogo Rusell Barkley, profesor de la Escuela de
Medicina de la University of South Carolina, uno de los más prominentes
defensores del TDAH, asegura en uno de los papers
de la revista que el TCL “se ha
convertido en el nuevo desorden de atención”.
Muchos
científicos temen que el nuevo trastorno siga el mismo camino que el TDAH, un
camino que ha llevado a medicar, quizás innecesariamente, a 6 millones de
niños. Keith McBurnett, profesor de
psiquiatría de la Universidad de California, ha explicado al New York
Times que aún no hay un consenso sobre los síntomas
específicos del TCL y la
promoción del concepto (tremendamente vago) sin el rigor científico necesario
podía exponer a los niños a diagnósticos poco acertados y un tratamiento
farmacológico inadecuado.
Pese a esto, McBurnett cree que el trastorno existe y
los niños que lo sufren necesitan ayuda. “Estos niños”, explica el psiquiatra, “no
dan muchos problemas a los adultos, así que es fácil que pasen desapercibidos.
Son los soñadores, los que tienen trabajo y no lo hacen, olvidan poner su
nombre en los exámenes y se saltan preguntas. Cosas así, que inciden en sus
calificaciones y su rendimiento. Así que cualquier cosa que podamos hacer para
entender lo que le pasa a estos niños será positivo”.
Reposicionando los medicamentos del TDAH

“Mi parte
científica me dice que necesitamos impulsar el conocimiento del TCL, pero
sabemos que la gente va a empezar a decir que sus hijos lo tienen, y los
médicos van a empezar a diagnosticar y prescribir medicamentos mucho antes de
que sepamos si la enfermedad es siquiera real”,
explica al NYT el doctor Steve
S. Lee, profesor de psicología en la Universidad de
California y uno de los miembros del consejo editorial del Journal
of Abnormal Child Psychology. “El TDAH se ha convertido
en un problema de salud pública que la sociedad cuestiona, y es lógico que
pensemos que pueda ocurrir lo mismo con el TCL. Es mejor que echemos el freno y
tratemos el asunto con más diligencia”.
El hecho de
que los psicólogos y psiquiatras ni siquiera hayan acordado cuáles son los
síntomas del TCL no ha impedido que las farmacéuticas empiecen a investigar si
los medicamentos que comercializan para tratar el TDAH pueden usarse también
para combatir el nuevo trastorno, algo relativamente sencillo, dado la cantidad
de síntomas que parecen compartir ambas enfermedades.
Curiosamente, como se puede observar en los archivos del portal de periodismo de investigación ProPublica, son los mismos doctores que defienden la existencia del trastorno, los que están recibiendo financiación para adaptar los nuevos fármacos. En concreto, Rusell Barkley, el mismo que asegura que “el TCL es un nuevo trastorno que debe ser reconocido”, recibió entre 2009 y 2012 118.000 dólares de la farmacéutica Eli Lilly, responsable de una de los medicamentos más extendidos para tratar el TDAH, Strattera.
Quizás es pronto para sacar conclusiones. Pero hay
quien ya lo ha hecho, como la doctora Lois Holtzman,
directora del East Side Institute, en Psychology Today: “Durante la
controversia que siguió a la publicación del DSM-5 hubo miles de profesionales
y no profesionales que alertaron de lo estúpido y peligroso que resulta llamar
enfermedades al duelo o los olvidos. Estoy seguro de que ocurrirá lo mismo con
el TCL. Pero me temo que si no cambiamos la manera perversa en que vemos el
mundo, tratando de diagnosticarlo todo, pronto
tendremos que soñar despiertos en secreto, hasta que nunca más volvamos a tener
nada con lo que fantasear”.
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